Written by Beatriz Gomar
09/02/2020
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Aprovechando su visita a Valencia para recoger el Premio Derechos Humanos 2019 otorgado por el Consejo Valenciano de Colegios de Abogados y la Fundación por la Justicia, el carismático expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, acompañado de su esposa, la actual vicepresidenta de la república, Lucía Topolansky, estuvo el pasado 5 de febrero en Sueca, invitado por el Il·lustre Col·legi d’Advocats de este partido judicial.
La recepción se llevó a cabo en la emblemática Casa Múzquiz, inmueble propiedad de la Comunidad de Regantes de Sueca, ubicada junto al río Xúquer y els Canos o bocacaces que alimentan las principales acequias del término municipal. Mújica siguió con interés las explicaciones de José Fortea, presidente de los regantes de esa ciudad, sobre el reparto del agua de riego a través de un complejo sistema de acequias.

paella, hicieron las delicias de los comensales. El fin de la comida no supuso el final de las sorpresas, pues la visita culminó con un paseo por los campos de arroz, que permitió a los asistentes conocer de primera mano el hermoso paisaje que ofrecen en esta época del año los campos de arroz, el cultivo suecano por excelencia, y la fauna que en esos campos, enclavados en el Parque Natural de la Albufera, se observa, como garzas de diversas especies, patos, charranes y cormoranes, paseo que culminó en uno de los embarcaderos del lago de la Albufera donde esperaba una embarcación de recreo, típica del lago, con la que los invitados dieron un tranquilo paseo por el lago, disfrutando de sus hermosos paisajes y de un espectacular atarceder, que puso el broche de oro a un día perfecto.
tras valorar otras diecinueve candidaturas, como reconocimiento a la trayectoria vital de compromiso personal e institucional con los Derechos Humanos y la Justicia del expresidente de la República de Uruguay.
social que otorgue consuelo a los olvidados y desvalidos”, para advertir que “la lucha por los Derechos Humanos no se termina nunca”, que “está sometida al devenir histórico de los cambios de la sociedad”, para declarar en suma que “es una lucha permanente marcada por las desigualdades y las limitaciones de nuestra pobre humanidad”.
Hasta aquí la crónica institucional de la visita con la que nos honró Pepe Mújica y su esposa -compañera, como el la llama muchas veces-, Lucia Topolansky. Pero no puedo terminar sin hacer la crónica de lo “no oficial”. Y lo no oficial es que la primera palabra que te viene a la cabeza cuando ves a esta pareja, es que resultan unos viejitos entrañables. Bajaron del coche con la sonrisa puesta, pusieron verdadera atención en la torre con la que les recibió la Muixeranga de Sueca y el grupo Tabalia y, nada más terminar, se acercaron a ellos, les felicitaron y posaron cuantas veces se lo pidieron los integrantes de ambos grupos para hacerse fotos con ellos. A continuación y viendo que un grupo de personas llamaba a Pepe desde fuera de la puerta de la finca, no tuvo ningún problema en bajar las escaleras y pedir que le abrieran las puertas para hablar y fotografiarse con ellos, acariciando al perro que traían. De ese momento me quedo con lo que le gritó una de las personas que estaba en el grupo mientras se acercaba a ellos: “Pepe, gracias por existir”. Ahí lo dejo.
haber tenido tiempo a comernos el postre, no dudaron en coger los vasos en los que los cocineros colocaban la fruta que se había quedado en los platos y comerla de pie, como todos los demás. Y durante el paseo en barca, tuve el privilegio de sentarme al lado de Lucía. Y cuando le dije que se pusiera un poco más cómoda, porque apenas si estaba sentada en el borde interior, me dijo que no sabía nadar y le daba un poco de miedo. En ese momento pensé que yo,
sin saber nadar, no hubiera subido a esa “patera” y ella lo hizo con una sonrisa y sin decir nada. Y, pese a ello, disfrutó del paisaje y conversamos, de todo un poco. Fue un momento especial que siempre recordaré.